Acercándonos al mundo vegetal del Park Güell

Han pasado ya muchos años desde que visitara el Parque Güell en Barcelona. En aquel tiempo reconozco que, a pesar de mi interés por la naturaleza, no estaba yo tan atenta al paisaje vegetal que me rodeaba y mi atención se centró más en la parte artística. De ahí que en su día dedicara una entrada al Parque centrándome más en la obra de su arquitecto, Antonio Gaudí.


No se cuando podré volver a visitarlo y dedicarle la merecida entrada relativa al bosque forestal que contiene, pero vaya por delante esta entrada en la distancia apoyándome en los contenidos de su web oficial



Desde que el Ayuntamiento de Barcelona compró el Park Güell, a lo largo del siglo XX se hicieron diferentes aportaciones a la jardinería del parque, aunque sin un criterio claro de continuidad. Durante los años sesenta se plantaron numerosos pinos carrascos y arbustos resistentes a la sequía y a la zona de montaña, que confirieron al parque su aspecto actual, boscoso y semiforestal. Sin embargo, estos pinos ocuparon el espacio de muchos olivos y algarrobos, que quedaron medio asfixiados.
El vendaval del 2009, que derribó numerosos árboles —sobre todo pinos, que arrastraron en su caída todo tipo de plantas—, y la nevada del 2010, que dañó también mucha otra vegetación, fueron la oportunidad para aplicar nuevos criterios de plantación y de gestión del verde:
  • Combinar la naturaleza original con la función de jardín urbano.
  • Favorecer las especies autóctonas con bajo consumo de agua.
  • Plantar arbustos y plantas que refuerzan el suelo y evitan su erosión y degradación.
  • Eliminar las plantas invasoras de crecimiento rápido para evitar la asfixia de los árboles de crecimiento más lento y crear copas abiertas
  • Hacer convivir especies diversas, con momentos de floración y colores diferentes, para crear contrastes visuales más estéticos
  • Trabajar, siempre que sea posible, de acuerdo con la coherencia histórica de las especies, recuperando las que había a principios del siglo XX, como los frutales
  • Instalar riego automatizado y mejorar la calidad del suelo.

Así, la vegetación de los jardines está formada por una gran variedad de especies, olivos, robles, pinos, algarrobos, retamas, magnolias, glicinas, mimosas o plantas aromáticas, como el romero o la lavanda.

La parte forestal conserva un manto vegetal donde predominan los pinares densos de pino carrasco, a veces mezclado con pinos piñoneros. Si nos adentramos en el valle, veremos también algarrobos, olivos y almendros. Los arbustos son los habituales de los bosques de la tierra baja, como lentiscos, durillos y otras especies introducidas, por ejemplo, el azahar de la China y el laurel.
Como la pérdida de la cubierta vegetal y la erosión son temas de especial sensibilidad y tienen relación con el pisoteo excesivo en determinados lugares por parte de los visitantes, continuamente se llevan a cabo actuaciones para proteger y restaurar los suelos, y también para conservar la vegetación de los jardines y espacios naturales.

El recorrido de la Biodiversidad

A lo largo del itinerario hay plantadas varias especies vegetales de interés, entre las cuales destacan arbustivas mediterráneas, como el madroño, el aladierno, el espino albar, la cornicabra o lentisco, el durillo, el sauzgatillo y la hierba de san Jorge, entre otros.


Algunos de sus árboles centenarios

El algarrobo


La Casa Trías coronando el bosque

Juli Batllevell  colaboró con Gaudí en el parque Guëll, donde construyó la única vivienda privada que se llegó a levantar del proyectado conjunto residencial: la Casa Trias, edificada en las dos mejores parcelas del parque, que el propio Eusebi Güell había reservado para levantar su vivienda, pero que no dudó en ceder al primer cliente de la urbanización, el abogado Martí Trias. “La Casa Trias es una joya que mantiene todos sus elementos originales y una auténtica desconocida para la ciudad”, según el autor del libro, que ha podido visitarla. También colaboró con Oleguer Junyent en la decoración del Círculo de Liceo de Barcelona.


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