Lecturas (LXII) : Una flor en el asfalto : La vida de las hierbas urbanas contadas por ellas mismas

Qué de libros interesantes y originales descubre una cada día. Las malas hierbas vistas con un enfoque poético.

Hay algo empapado de lirismo en esa planta que va abriéndose paso a través de la grieta de un muro, de esa flor que brota junto a un paso de peatones. Quizás, un stendhalazo express en un día de ajetreo inane; quizás una señal de que lo inesperado, de que la maravilla, es posible en los rincones más prosaicos. Como decía Pizarnik, “una mirada desde la alcantarilla puede ser una visión del mundo”. “Pensamos en las ciudades como un lugar donde solo hay espacio para el adoquín y el hormigón. Pero cuando observamos esa planta que crece en la grieta de un muro, nos sirve como llamada de atención, nos recuerda que la naturaleza nos rodea y que es irrefrenable: no hay asfalto que sea capaz de detener el pulso y el ciclo vital de toda esa savia que bulle ahí abajo --reflexiona Barba--. Y creo que somos más felices cuando tomamos conciencia de esa belleza vegetal que nos espera si sabemos enfocar, si nos fijamos en ellas.

De igual manera, para Barba, la chirivita, la fumaria, o la lechetrezna constituyen “unas fieles compañeras de nuestro vagar diario por la ciudad. Están presentes prácticamente en cualquier espacio de la ciudad, es muy raro no tener alguna cerca. Además, se trata de especies que están denostadas desde siempre, de ahí lo de llamarlas ‘malas hierbas’. Así que queríamos dignificar a estas especies y su función en los entornos urbanos, que serían mucho menos habitables sin ellas, sostiene Barba, autor del ensayo El jardín del Prado(Espasa), que recoge la flora representada en las piezas de ese museo.

La obra se estructura en cuatro bloques correspondientes a los principales ecosistemas en los que brotan estos hierbajos heroicos. Así, encontramos un apartado dedicado a la flora de las calles, como la sagina, la lechuga, el silvestre, el lamio o el mastuerzo menor (que además de alguien poco brillante, es un amigo herbáceo). Tenemos los muros, por donde se cuela la vida en forma de cimbalaria, ombligo de Venus, celidonia o uva de gato. También los parques, en los que los setos perfectamente podados y los planteles de flores programados y presupuestados crecen junto a habitantes salvajes: pamplinas, verdolagas, dientes de león, verónicas… La publicación de Tres Hermanas se cierra con el capítulo dedicado a esos no lugares de la cotidianeidad que son los descampados. En ellos se dan cita el cardo corredor, la achicoria, el alfilerillo de pastor, la amapola o la olivarda.




Manzanilla loca


Zanahoria silvestre

https://valenciaplaza.com/por-que-amar-las-hierbas-que-crecen-en-el-asfalto-va-a-cambiar-tu-forma-de-habitar-la-ciudad




https://www.elblogdelatabla.com/una-flor-en-el-asfalto-50-hierbas-urbanas-parlantes-descaradas-cuentan-su-vida/

Dediqué en su día esta entrada en "Creciendo entre Flores" a las flores que surgen en el suelo y en lugares inverosímiles

https://creciendoentreflores.wordpress.com/2017/03/12/flores-por-los-suelos/

Hace unos días, tomé esta foto de esta flor que no se resiste a brotar al lado del tocón del árbol.


Asimismo, aquí encaja perfectamente esta reflexión

https://vivirentreflores.wordpress.com/2019/08/12/descubriendo-plantas-y-arboles-lv-gamon-asphodelus-albus/

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