Ars Topiarius

Decía Plinio el Joven que el ciprés se incorporaba a las decoraciones topiarias, para formar con él todo tipo de cuadros o pinturas, es decir, el ars topiarius consistía en la creación de escenarios naturales compuestos según estructuras estéticas, por lo tanto el topiarius era un artista del jardín, un creador de arquitecturas naturales que conocía perfectamente el material vegetal. 

Es de suma importancia resaltar que es en el jardín romano donde aparece por primera vez el uso de la vegetación podada con fines ornamentales, moda que se generaliza a partir de la época del emperador Augusto, convirtiéndose posteriormente en técnica reconocida. 

Es evidente que los topiarius utilizaron este nuevo descubrimiento, pero entendido como un componente más de su arte, pero en los primeros tiempos dicha técnica no se asociaba directamente con su nombre. Sin embargo con el paso del tiempo acabó por entenderse que el ars topiarius se identificaba completamente con el modelado escultórico de la vegetación, y posteriormente pasó a definir enclaves donde aparecían dichas formalizaciones vegetales.

Se denominaban hierbas topiarias a aquellos vegetales que eran utilizados en exclusiva para la creación de jardines o paisajes artificiales, así como para el ajardinamiento de los peristilos o la decoración de paseos. Todos ellos debían permitir una fácil manipulación, de tal manera que se pudiera modificar su estructura y su silueta natural. De este modo era posible realizar figuras vegetales de infinita variedad, ya que sus siluetas se modelaban a voluntad permitiendo el enriquecimiento de efectos ornamentales en el jardín. Gracias a su ductilidad podía hacerse con ellos túneles verdes, pabellones, cubiertas y lindes, pero no solo esto, ya que también se recortaban sus frondas para crear figuras geométrica de todo tipo, desde cubos a pirámides, además de otras volumetrías más complejas, como animales y personajes humanos en diversas actitudes. Era costumbre escribir el nombre del dueño de la casa y una frase de bienvenida frente a la entrada, utilizando especies vegetales de varios colores.

Los arbustos más empleados para estos fines escultóricos fueron el mirto y el boj, ambos son vegetales de crecimiento lento y en consecuencia muy manejables, y entre los árboles más utilizados destacaron el plátano de sombra y el ciprés. El catálogo vegetal se limitaba a las especies mediterráneas, por lo tanto no existía mucha variedad en arbustos floridos. Dado que necesariamente las especies susceptibles de soportar la poda artística eran plantas perennes, la apariencia del jardín cambiaba poco con las estaciones. Además, la escasa profusión de flores, que eran las mismas que las del campo, tampoco ayudaba a que el ambiente mutara demasiado. En cualquier caso, esta circunstancia hacía que el jardín acompasase muy bien sus formas a la arquitectura, lo cual resultaba completamente coherente con las intenciones de sus creadores. 

En relación con el diseño del jardín, en general la responsabilidad de sustentar la estructura la soportaban los laureles y cipreses, árboles de crecimiento lento y hoja perenne, cuyo empleo aseguraba la inmutabilidad de la misma frente a los cambios habituales que se producían en otras especies de crecimiento rápido o en las de hoja caduca, en este último caso a causa del transcurso de las estaciones. En los jardines pequeños se recurría a ornamentaciones muy variadas, incorporándose celosías de madera entretejidas con vegetación, guirnaldas y pajareras, riachuelos, canales y fuentes. También se realizaban pinturas trampantojo, que se emplazaban en los muros de pórticos y peristilos. Estas fantásticas pinturas reproducían escenas ideales de jardines que complementaban la pequeñez del jardín real, y gracias a esta invención en los peristilos el jardín auténtico estaba delante del pórtico mientras que el falso pintado aparecía detrás, envolviendo entre ambos al contemplador. 

https://riunet.upv.es/bitstream/handle/10251/33283/2012_6-7_111-118.pdf?sequence=1

https://es.wikipedia.org/wiki/Plinio_el_Joven

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