El albornoz floreado de mi madre

Al llegar la estación estival, parece que estoy viendo a mi madre sentada en la playa en su butaca de rayas con su albornoz y su turbante. El turbante, de moda en los años setenta, era una prenda muy socorrida cuando la  brisa marina y el sol impedían tener el pelo en condiciones. Creo que no he visto a nadie que llevara con tanta elegancia los turbantes como mi madre.

Este fue uno de sus albornoces. Aparte de tener un estampado bonito, tenía una confección hecha en España magnífica, con esa tela de rizo eterna.


Se ve que al verlo clásico y de talla más grande que la mía, se me ocurrió hace años reutilizar la tela. La labor la tenía guardada en el trastero porque en su día no pude acabarla y no me acordaba de ella, así que la he rescatado y ahora me dispongo a terminarla.



También los botones eran muy originales y estaban muy bien cosidos. Creo que en todo el tiempo que tuvo de uso y de lavados, no se cayó ninguno y, además, traía uno de repuesto, algo llamativo en una prenda sencilla y desenfadada de verano.



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